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martes, 24 de febrero de 2015

Deberes... ¿Buenos o malos?

  El otro día, vimos en clase de lengua un reportaje periodístico que trataba sobre un informe de la OCDE. Dicho informe hablaba de las medias de horas dedicadas a la realización de deberes de los países pertenecientes a la OCDE. España dedica una media de 6´5 horas al estudio semanales, situándose justo debajo de Polonia, con una media de 6´6 horas semanales.

  Lo que más me llamó la atención del informe fue que contrastaba la media de horas semanales dedicadas al estudio entre los países según sus resultados académicos, y al parecer los países con mejores resultados son los que menos horas dedican a los deberes.

  A mi parecer, los deberes no se mandan para fastidiar ni mucho menos, se mandan con el fin de que el alumno practique y mejore su técnica. Además, esta demostrado que el trabajador saca mejores notas que el que no trabaja, independientemente de las aptitudes intelectuales.
Personalmente los deberes me han ayudado a comprender y a atender en clase mejor y a la hora de hacer el examen la práctica ayuda a completarlo más rápido y elimina parcialmente las posibilidades de equivocación.

  Por otro lado, ponerse todas las tardes a hacer deberes requiere un tiempo bastante prolongado, que se podría usar para realizar otras actividades. Cada vez más los padres se quejan a los centros educativos de que sus hijos no tienen tiempo de hacer otras actividades.
se quejan de que sus hijos escolarizados se pasan toda la tarde haciendo deberes en casa, en vez de salir a jugar al patio, estar con su familia o ir a hacer algún deporte.
Los deberes dan muchos beneficios, pero no deberían quitar tiempo a actividades como el deporte, que es muy importante en el desarrollo físico de una persona y le ayuda a estar concentrado, a estar con la familia, que les educan y atribuyen aptitudes morales transmitidas por sus padres.

Procedencia de la imagen: pincha aquí
  Muchos niños, además de no tener tiempo para hacer los deberes en su casa por las tardes, no entienden bien las explicaciones de sus profesores y, como no saben hacerlos y además son muchos, crea sensaciones de agobio. Los padres se ven obligados a apuntar a clases particulares a sus hijos, y se ven obligados a hacer grandes esfuerzos para poder pagar las academias. No todos los padres pueden meter a sus hijos en clases particulares, así que esto crea una diferencia de facilidades de estudio entre los más pudientes y los no tan pudientes.

  Los deberes son muy buenos, prácticos y al realizarlos se obtienen mucho beneficios, pero no se puede permitir que éstos les quiten a los niños de primaria cosas tan esenciales e importantes como estar con su familia o hacer ejercicio físico. Hay que buscar un punto medio entre deberes para casa y actividades extraescolares, un punto que favorezca el máximo rendimiento académico y a la vez saque partido a las actividades de por la tarde. Como dice el refrán,"Todo ha de estar en su justa medida".


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